Uno de los principales problemas que se ha presentado a lo largo del estudio de la electricidad es el relacionado con su almacenamiento. En la actualidad, éste sigue siendo una situación a resolver. Podemos producir electricidad aprovechando fenómenos naturales como el viento, la luz solar, la caída de agua en una cascada, o por medios artificiales, mecánicos o incluso nucleares; sin embargo, el problema sigue siendo el mismo: ¿Cómo podemos almacenar la energía eléctrica?. Gracias al trabajo de científicos como Faraday, Volta y Tesla, es posible contar con diversas formas de hacerlo.

Aunque almacenar energía eléctrica no es un problema sencillo, contamos con maneras eficaces de hacerlo mediante pilas o baterias, las cuales tienen diversos usos de aplicación, como la bateria del reloj que usamos o la batería de un teléfono celular. La mayoría de las baterias empleadas para almacenar electricidad están constituidas por un capacitor. Los capacitores tienen diferentes tipos de aplicación aparte de almacenar electricidad, también son utilizados para sintonizar circuitos eléctricos; sirven como aislantes de corriente directa o para construir filtros de radiofrecuencia, arrancar bombas de agua o sincronizar el motor de un automóvil; también son usados para construir generadores de pulsos y en muchas aplicaciones más.