Para conocer cuando comenzó a hablarse de calidad, es necesario remontarnos a los primeros esfuerzos de producción de productos o servicios. Era motivo de gran orgullo para el fabricante que su producto cumpliera correctamente con la función para la cual había sido fabricado y por lo mismo la calidad con que se fabricaba algún producto o se brindará algún servicio comenzó ser un factor cada vez más importante en los procesos de producción.
La no calidad es un coste añadido que incluye todo lo que se hace más de una vez, todo lo que se repite o se tiene que controlar. Si una tarea se hace bien a la primera no es necesario controlarla o revisarla. La mala calidad genera más costes de los que ahorra, y cuesta dinero al despacho.
Contrariamente al criterio tradicional (según el cual la calidad implica altos costes), las investigaciones señalan la incidencia que suponen, en la rentabilidad de una empresa, los costes de tener una estructura operativa que genera servicios de mala calidad. La mayoría de las empresas gastan en la mala calidad más de tres veces lo que obtienen en rentabilidad.
El ciclo de Deming, también conocido como círculo PDCA (de Edwards Deming), es una estrategia de mejora continua de la calidad en cuatro pasos, basada en un concepto ideado por Walter A. Shewhart. También se denomina espiral de mejora continua. Es muy utilizado por los Sistemas de Gestión de Calidad (SGC).
Las siglas, PDCA son el acrónimo de Plan, Do, Check, Act (Planificar, Hacer, Verificar, Actuar).
Los resultados de la implementación de este ciclo permiten a las empresas una mejora integral de la competitividad, de los productos y servicios, mejorando continuamente la calidad, reduciendo los costes, optimizando la productividad, reduciendo los precios, incrementando la participación del mercado y aumentando la rentabilidad de la empresa u organización.