El presidente y siete ejecutivos senior de una empresa fabricante de partes automotrices, estaban muy interesados en realizar un proceso de planificación estratégica en su organización. Por lo que contrataron a un consultor en Desarrollo Organizacional para tal efecto.
Lo que se pretendía al final del proceso era, tener una misión muy clara, metas específicas para las relaciones con los clientes, calidad, relaciones con los empleados y utilidades, así como una estrategia muy bien concebida para alcanzar las metas y cumplir con la misión corporativa.
Se contrató al consultor, quien después de una visita de dos días completos a la empresa y de tener entrevistas prolongadas con el presidente y cada uno de los ejecutivos de la compañía declaró que sin lugar a dudas la planificación estratégica era apropiada y describió un proceso para crear un plan estratégico.
El proceso requería cinco sesiones de planificación (con una duración de 3 días completos cada una), que se llevarían a cabo a lo largo de año y medio. Las actividades y los resultados deseados se explicaron con todos sus detalles.
Conforme pasó el tiempo, el consultor fue facilitando cada una de estas sesiones de tal manera que al final, se evaluó el progreso de la puesta en práctica y sorpresivamente la rentabilidad era mayor de lo que habían esperado, razón por la cual, decidieron establecer nuevas metas para los meses que les quedaban del año fiscal.
Después, alcanzaron esas metas e iniciaron un récord de logros que la compañía nunca antes había visto.