De acuerdo al Derecho Romano, era considerado como persona al ser humano que gozaba de libertad, de nacionalidad romana, sui iuris y tenía total capacidad de goce sobre su propio patrimonio. En base a lo anterior, la personalidad tiene los siguientes atributos esenciales:
- Capacidad de goce. Nadie es "persona" si no tiene esta capacidad. Sin embargo, la facultad de actuar o de ejercicio no es fundamental para una persona porque los desequilibrados no dejan de ser personas por no tener la facultad de ejercer sus derechos. Las mujeres, impúberes, furiosi y pródigos poseen una capacidad de ejercicio limitada que no perturba su calidad de persona, siempre y cuando completen los tres status necesarios para la personalidad física.
- Un patrimonio. Este es el conjunto de res corporales (cosas tangibles), res incorporales (créditos y otras cosas intangibles) y deudas que corresponden a una persona.
Al lado de los tributos esenciales, encontramos otros accidentales, que sirven para fines de identificación, y que no son exclusivos de auténticas "personas"; tales son el domicilio y el nombre.
El domicilio es el lugar donde una persona tiene el centro espacial de su existencia, "del cual no se separa si nada le obliga; y si está lejos del mismo parece estar en peregrinación, una peregrinación que sólo termina cuando regresa a ese lugar de origen".
- El domicilio de origen, que se adquiere por nacimiento.
- El domicilio voluntario, al cual una persona traslada el centro de su vida, con la intención de que este cambio sea permanente.
- El domicilio legal, que no depende ni del nacimiento ni tampoco de la voluntad de una persona, sino de una disposición legal.
En cuanto al nombre, el romano tiene un praenomen y otro nombre gentilicio (nomen). El esclavo, teniendo una personalidad refleja, derivada de la del amo, tiene también un nombre reflejo; y en el nombre de liberto encontramos la indicación del manimitente.
Se pierde la personalidad: por muerte, por incurrir en esclavitud, por pérdida de la calidad de ser sui iuris y por pérdida de la ciudadanía.
Margadant, G. (1992). El Derecho Privado Romano. México: Editorial Esfinge.