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Cuasicontratos

Los cuasicontratos se parecían a los contratos por ser lícitos y engendrar obligaciones, pero diferían de ellos por la falta de consentimiento.

Los casos más conocidos eran los siguientes:

  1. La aceptación de una herencia, que podía crear deberes del heredero a favor de legatarios o fideicomisos
  2. La aceptación de un legado que podía crear deberes del legatario a favor de un fideicomisario.
  3. La copropiedad nacida de circunstancias ajenas a un acuerdo de las voluntades de los copropietarios, como cuando nace de un legado, herencia o donación, o de la commixtio.
  4. La aceptación de la tutela, que creaba deberes a cargo del tutor y a favor del incapaz. Como éste ni siquiera podía dar un consentimiento válido, era evidente que equivalía a un cuasicontrato.
  5. La tenencia de ciertos objetos (como un testamento), que obliga a mostrarlos a otros interesados debe ser sancionada por la actio ad exhibendum.

Los tres cuasicontratos más conocidos son:

  1. Gestión de negocios. Para evitar un daño a algún amigo o vecino ausente, alguien podía intervenir en su favor, sin haber recibido instrucciones al respecto.
  2. Enriquecimiento ilegítimo. Este cuasicontrato nació como repercusión de varias acciones, creadas por los pretores en los casos en que había un traspaso de riqueza entre dos personas, no completamente justificado por la conciencia jurídica.
  3. La lex rhodia de iactu. Según esta ley, la pérdida que sufrían los propietarios de mercancías, arrojadas de un barco para salvar éste, debía repartirse entre todos los interesados, en proporción a su interés.